viernes, 20 de febrero de 2009

Maltrato a animales domésticos.

El sadismo y los animales

    Los expertos coinciden al afirmar que el posicionamiento sádico se produce siempre frente a alguien más débil. Respecto al hombre, el animal es un ser que está en inferioridad de condiciones. Cierto grado de sadismo hacia los animales puede considerarse normal en los niños; sin embargo, cuando este aspecto no es superado y el niño se estanca en un goce al ver y hacer sufrir a otro, estamos ante un cuadro patológico.

    Estos cuadros acaban reflejando sujetos maltratadores a nivel físico y/o psíquico. Según los expertos "esta patología es irreversible, no tiene cura. Los animales, inermes, suelen ser los primeros objetos expuestos al sadismo infantil. Pero en un psiquismo normal ésto es solamente una etapa. Renuncia al placer del sadismo para encontrar la verdadera satisfacción a través de la vía del amor. Aquellos que no conocen el amor, siguen por la vía sádica".

    Estos sujetos acaban teniendo tendencias sádicas que suelen ser evidentes hacia animales, hijos, etc.; así como los animales matan por instinto de supervivencia, el sádico maltrata por el instinto de ser más poderoso que el objeto de su sadismo.

    La mayoría de los sujetos abusadores comparten una historia de castigo brutal y rechazo por parte de sus padres o tutores. Este abuso acaba llevando a estos sujetos a un comportamiento cruel con los animales y violento con las personas.

    La mayoría de los niños puede vivir una etapa de "crueldad inocente", donde pueden lastimar insectos u otros animales como parte de la exploración de un mundo para ellos nuevo; y también la mayoría de ellos, con el correcto asesoramiento de sus padres, consigue comprender que los animales son sensibles al dolor. Otros, sin embargo, quedan estancados en un comportamiento de crueldad que puede durar toda la vida.

    Según los especialistas, protagonizar actos de crueldad de tal magnitud puede llegar a ser tan traumático como ser víctima de abuso físico; "es altamente probable que el niño presente un riesgo importante de convertirse en un padre abusivo quien, a su vez, puede producir otra generación de niños violentos. Debido en parte a ésto, el tratamiento debe involucrar a toda la familia, no solamente el abusador. Algunos imitan la violencia familiar, que parece ser una forma de vida "normal" para ellos. Otros se sienten indefensos y usan a los animales como víctimas para demostrar su poder y autoridad o como chivos expiatorios por el enojo que sienten hacia los padres o hacia la sociedad como una unidad. Finalmente, algunos de estos jóvenes abusadores simplemente parecen nunca haber aprendido a valorar la vida de los demás".

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