viernes, 20 de febrero de 2009

Esto es una corrida de toros

Primero, el toro es encerrado en un chiquero -cajón oscuro de pequeñas dimensiones- con el objetivo de desorientarlo y aterrorizarlo. Ya antes de soltarlo al ruedo, al toro le clavan la divisa -un arpón con punta de acero-, de modo que el animal sale al ruedo asustado y herido dando la apariencia de ser un animal furioso, cuando no es más que un animal aterrorizado buscando una salida.

Después, los puyazos le provocan heridas de hasta 14cm. de profundidad y 40 de extensión, produciéndole intensos dolores. Algunos picadores retuercen la pica para aumentar la profundidad de penetración, provocando fuertes hemorragias y perforación de pulmón. Un toro recibe como media de 3 a 4 puyazos.

Los pases de muleta sirven únicamente para prolongar la agonía de este animal mientras los sádicos ignorantes que miran desde la grada disfrutan del patético espectáculo.

A cada toro le clavan también de 4 a 6 banderillas -que acaban en afilados arpones metálicos de unos 5cm., aún más largos en las banderillas negras-. Con el movimiento del toro la carne es desgarrada por las banderillas. Este dolor, sumado al anterior, acaba haciendo que los músculos del cuello resulten dañados, de modo que el toro no puede siquiera aguantar la cabeza.

Cuando ya se va a entrar a matar el torero trata de clavar una espada de casi 1m. cerca de las vértebras con el objetivo de dañar el corazón o algún vaso sanguíneo importante. Pero son muy pocos los que consiguen esto al primer intento, de modo que el toro resulta dañado una vez más en los pulmones y gime lastimosamente, vomitando y tragando su propia sangre, e incluso pierde orina.

La puntilla, parte final del sangriento espectáculo, pretende seccionar la médula espinal del animal. Muchas veces esto no se consigue y la médula resulta dañada, provocando al toro parálisis pero permaneciendo todavía vivo y consciente. Así es arrastrado muchas veces, y en ocasiones ha habido toros que han llegado a levantarse durante el arrastre. Aun en el caso de que la médula espinal resulte seccionada, la cabeza del toro sigue viva y consciente unos minutos, los suficientes para sentir el dolor por el corte de orejas; de hecho, nunca llega totalmente muerto al lugar donde es finalmente descuartizado. Para los escépticos, hay imágenes muy claras de todo en los videos sobre toros que hay en esta misma página.

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